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iniciamos nuestra página dedicada a grandes cantantes argentinas con la soprano Adelaida Negri.

Presentamos a continuación una cuidada y emotiva nota preparada por el musicólogo Salvador Franco.

 

Adelaida Negri (1943-2019)

En su homenaje y en la búsqueda de recuperar las cualidades de su voz

Adelaida Negri, poseedora de dotes excepcionales en su voz, más una vocación irrefrenable, dedicó una vida entera al estudio, al esfuerzo sin límites para alcanzar la máxima perfección en los personajes que interpretó. Fue sin ninguna duda, una de las sopranos argentinas más destacadas, con una brillante y prolongada carrera internacional, y merecedora legítima de los halagos de triunfo con los cuales los públicos más dispares, reconocieron tales virtudes.

 

Quienes tengan interés en conocer en detalle su brillante carrera internacional, podrán recurrir al libro Adelaida Negri, Vida, Arte y Talento, una medulosa biografía escrita por el distinguido profesor Christian Lauría, y publicada en Diciembre de 2014.

 

Víctima de una grave enfermedad, Adelaida dejó este mundo el 17 de Agosto de 2019. Circunstancia que también truncó, de modo dramático, la continuidad de su otra gran obra: La Casa de la Ópera de Buenos Aires. Fue en el mes de Julio de 1997 cuando –generosamente– Adelaida puso en marcha, sin fines de lucro, la primera Institución privada destinada a que los cantantes jóvenes se foguearan en sus primeros encuentros con el público, lo que ayuda a su formación y crecimiento como intérpretes. Mas no era ése su único objetivo. Por distintas causas, muchas óperas con valores intrínsecos indiscutibles, habían desaparecido del repertorio de los teatros.

 

Era necesario que el público volviese a valorarlas. Así, y sólo por nombrar algunas, se volvió a escuchar: Poliuto de Donizetti, en Septiembre de 2009 (111 años luego de su última representación en 1898, en el Teatro de la Ópera), Cecilia de Refice, en Octubre de 2008 (74 años después de su única presentación en el Teatro Colón en 1934) y Loreley de Catalani en Junio de 2010 (76 años luego de su última presentación en el Teatro Colón en 1934).

 

Quien suscribe tuvo el privilegio y el honor de acompañar a Adelaida Negri durante 22 años en este encomiable proyecto, que la muerte de su creadora dejó interrumpido.

 

Lo que antecede es una breve reseña a modo de introducción al objetivo al que apunta esta presentación. Por motivos a menudo inexplicables, o por las reglas propias del marketing, pese a su fama internacional, ningún sello discográfico invitó a que Adelaida Negri participara de grabaciones de estudio. Por ende, si bien existen numerosas grabaciones privadas de sus actuaciones en los teatros del mundo, las mismas fueron registradas mediante recursos técnicos de escala calidad, lo cual ha impedido reproducir con fidelidad los exquisitos matices de su voz.

Con los invalorables conocimientos de Fabián Piscitelli (hoy al frente de la afamada Casa Piscitelli, que fundó su padre Don Antonio Piscitelli en 1939, se ha encarado la búsqueda de archivos de audios tomados, ya sea de transmisiones radiales desde los teatros o de modo directo en vivo, con tecnología de mayor calidad (siempre teniendo en cuenta que esa tecnología de 40 años atrás no es la misma de la que se dispone hoy). Y como primer logro de esa búsqueda - en la plataforma www.piscitelli. com - se ofrece la posibilidad de revivir la voz y los recursos dramáticos de Adelaida Negri en las cuatro óperas que con inmenso éxito interpretó en Nueva York, durante los años 1982, 1983 y 1984: Norma de Bellini, Macbeth, Il Trovatore y Ernani de Verdi.

 

Mi colaboración en tal encomiable proyecto sólo apunta a destacar las inmensas cualidades de la voz de Adelaida, a sus recursos dramáticos expuestos en esas actuaciones y a veces, a las circunstancias azarosas frente a las cuales debió afrontar sus compromisos artísticos.

Comenzaré con Normacuyo rol protagónico terminó siendo uno de los más valorados por el público. Si hay un papel con el que sueña una soprano, ese es el de Norma. Un personaje doblemente complicado ya que requiere de cualidades vocales especiales además de una gran versatilidad en su actuación teatral. La voz de la sacerdotisa, además de requerir una amplia tesitura, debe estar compensada entre el dramatismo, expresado a través de unos graves redondos y ricos, mucha sonoridad en el registro medio y, lo que es más difícil, agilidad en los agudos para realizar complicados ornamentos en momentos de máxima expresión. Bellini torneaba la melodía de un modo tal que con ella pudiera alcanzar la “síntesis del sentimiento”, que constituye la esencia de su genio creativo.-

 

Si bien Adelaida ya lo había interpretado en Enero de 1979 en Klagenfurt (Austria) y en Noviembre de 1980 en el Liceu de Barcelona, el espaldarazo que terminó catalogando a Adelaida como una de las intérpretes preferidas del rol, fue su debut en el Metropolitan de Nueva York en Febrero de 1982, y en circunstancias azarosamente poco comunes. En efecto, nuestra artista había sido contratado por dicho teatro, entre otros roles, como “cover” (reemplazante de la titular) en la mencionada ópera. En la ocasión la titularidad era de la soprano Renata Scotto. Para la función del sábado 2 de Febrero de 1982 (la clásica función de las 13 hs. que se transmite por radio), Renata Scotto tuvo que retirarse y Adelaida fue avisada con 24 hs. de anticipación que debía reemplazarla. Con un mínimo de tiempo para prepararse, apenas un repaso de ciertas partes con el maestro Levine en el piano, y sin ensayo alguno con sus comprimarios, Adelaida debió enfrentar a un público que no sabía siquiera quién era, y al lado de dos cantantes ya consagrados como Plácido Domingo (Pollione) y Tatiana Troyanos (Adalgisa).

 

El éxito fue sensacional, como lo atestiguan las ovaciones del público en la grabación que se ofrece. A partir de ese momento, ese rol fue uno de los favoritos para el público, y Adelaida lo repitió en distintos lugares tanto de América como de Europa durante más de 20 años, hasta su última actuación en en mayo de 2006, en el Teatro Avenida y ya organizado por La Casa de la Ópera de Buenos Aires.

 

Para ilustrar el relevante valor que tuvo la interpretación de nuestra artista en este rol voy a recurrir al nº 66 de la Revista del Teatro Colón (Mayo/Junio de 2001). Allí y con motivo de la reposición de la ópera “Norma” cuyo rol interpretaría la conocida soprano June Anderson, se incorporó un “dossier” dedicado a distintas enfoques de esa obra maestra de Bellini. Integrando dicho “dossier” el Dr. Horacio Sanguinetti colaboró con sus vastos conocimientos sobre el género en un artículo de su autoría titulado “Las Normas del Siglo XX”. Y luego de describir y valorar las interpretaciones de las distintas cantantes extranjeras en el Teatro Colón (Rosa Raisa en 1918, Claudia Muzio en 1927, 1928 y 1933, Gina Cigna en 1932, Zinka Milanov en 1942, María Caniglia en 1947 y María Callas en 1949), dice textualmente: “Adelaida Negri es la única soprano argentina que soportó la tiranía de la sacerdotisa de Bellini. En el Colón la abordó allá por 1985. Por vehemencia vocal, diamantino resplandor, squillo y categoría escénica, Negri nada debió envidiar a la mayor parte de las intérpretes globales”. Me permito compartir plenamente la terminante opinión del Dr. Horacio Sanguinetti. El rol requiere para ser encarnado, artistas con grandes dotes de cantante, de intérprete y una fuerte personalidad. Es por ello que han sido muy pocas las sopranos que se han atrevido a encarar dicho personaje y triunfado como intérpretes referenciales. Y Adelaida Negri sí lo fue. Poseedora de dotes extraordinarias (que, algunos críticos calificaron como “soprano absoluta” o “soprano sfogato”), vale decir: tesitura amplísima, agudos brillantes en contraste con notas centrales y graves de color oscuro y denso. Atributos que se destacan nítidamente en la versión integral de audio que ofrece Casa Piscitelli; y de la cual me permito recomendar al oyente - aparte de la conocidísima plegaria inicial “Casta Diva….” y la cabaletta que cierra la escena – tres momentos cruciales de esta interpretación a mi criterio “referencial”: (i) Acto I, Cuadro II, dúo entre Norma y Adalgisa (a partir de “Oh, rimenbranza!), y el trío al que se agrega Pollione “Oh di qual sei tu vittima…”) que cierra el Acto; (ii) Acto II, Cuadro I, dúo entre Norma y Adalgisa (el recitativo y el aria “Mira, o Norma); (iii) Acto II, Cuadro III (a partir de “In mia man al fin tu sei…”) hasta el final de la ópera.

 

El rutilante éxito de una cantante argentina hasta entonces desconocida en EEUU, dio lugar a que la Dirección del MET le asignara para los dos años siguientes, los roles principales de su cuerda en tres óperas de Verdi: Il Trovatore (Leonora), junto a Ermanno Mauro (Manrico), Juan Pons (Conde de Luna), Fiorenza Cossotto (Azucena) y la dirección de Nello Santi, en Marzo/Abril de 1983; Ernani (Elvira), con Luciano Pavarotti (Ernani), Sherrill Milnes (Don Carlos), Ruggero Raimondi (Ruy Gómez de Silva), y la dirección de James Levine, en Diciembre de 1983; y Macbeth (Lady Macbeth), junto a Sherrill Milnes (Macbeth), Paul Plishka (Banquo), Neil Shicoff (Malcolm) y la dirección de Thomas Fulton, en Febrero de 1984. Como ya se dijo, registros de audio en vivo de buena calidad y de las tres óperas son ofrecidas en la plataforma www.Piscitelli.com. Su audición permitirá apreciar y distinguir la diversidad de los recursos canoros de Adelaida Negri en tres roles muy distintos entre sí. Y entre los cuales me permito destacar en primer lugar el de Lady Macbeth.

Macbeth es la primera materialización de la relación de Verdi con Shakespeare. La energía y el empeño puesto en este trabajo marcan una extraordinaria clave en el estilo que lo llevará a la famosa trilogía Rigoletto, Trovatore, Traviata. Es decir, sobrepasar los límites convencionales del melodrama italiano romántico. Muy conciente de pedir a los cantantes una vocalidad nueva y distinta. Lady Macbeth es uno de los personajes malos de la historia; de hecho es ella quien incita al indolente Macbeth a la serie de delitos y a la guerra final. Verdi por lo tanto la hace cantar siempre en agudos casi desagradables o en oscuros graves por cierto inquietantes. Excluyendo el aria del acto I Vieni t’affretta…., seguido por la cabaletta Or tutti sorgete… que son muy brillantes, las otras tienen siempre un tono lúgubre e inquietante. Por tal razón Lady Macbeth exige una voz extremadamente grave para una soprano que debe poseer, además, una gran destreza para pasajes agudos muy veloces. En definitiva una soprano dramática de coloratura; potencia y agilidad en toda la tesitura. La voz de Adelaida poseía todos esos requisitos y además se definía a sí misma como tal: “Yo me coloco a mí misma como soprano dramática de coloratura…” (pág. 107 de su Biografía “Adelaida Negri, Vida, Arte y Talento”). Sobre la actuación de Adelaida en este rol – en mérito a la brevedad – me remito a los elogiosos comentarios de la crítica (ver pag. 92 del libro referenciado). Y me permito recomendar al oyente su especial atención a las siguientes partes: (i) como solista, Acto I – “Nel di della vittoria…”,” Vieni! T’affretta!..”.(CD 1, tracks 7/8); “Or tutti sorgete…” CI 1, track 10); (ii) en dúo con Macbeth “Oh! Donna mia!..” y siguientes (CD 1, tracks 11/13); (iii) Acto II, escena del banquete “Si come il calice…” hasta el final (CD 1, tracks 25/28); Acto IV “Una macchia è qui tut’ora…” CD 2, track 12).

Il Trovatore es la otra ópera a cuyo audio puede accederse a través de la plataforma www.piscitelli.com. El personaje que interpreta Adelaida Negri (Leonora) no es el rol femenino principal, ya que Verdi lo destinó a la gitana Azucena, cantada por la mezzo-soprano. Sin embargo sigue siendo la prima donna. En este drama, que se desarrolla en España y en el medioevo feudal, Leonora es una joven dama aristocrática dispuesta a sacrificarlo todo por un amor verdadero; un desafío a las convenciones del honor familiar. En tal carácter Verdi le asignó alternativamente arias de un particular lirismo – la melodía verdiana que requieren frecuente uso de la mezzavoce, pianissimi y filature, cabalettas de exigente coloratura vocal en las notas agudas, y momentos de potencia vocal, particularmente en los concertantes que cierran los Actos I y II. Por ende, le exige a la cantante la capacidad de extinguir, adelgazar, esfumar y reforzar los sonidos en todas las alturas. Es recomendable por tanto acentuar la atención en los siguientes momentos: (i) el aria Tacea la notte placida... y la caballeta que le sigue Di tale amor che dirsi..., ambas del Acto I, escena II (CD 1, track 6); (ii) los concertantes que cierran los Actos I y II, donde su voz se eleva y destaca sobre las restantes de modo soberbio (CD 1, tracks 9/10 y Track 22, respectivamente); (iii) Del Acto IV, escena I, el aria D’amor sull’ali rosee..., el Miserere donde su voz se alterna y entrelaza con las de Manrico y el coro de monjes y Di, di te scordarmi(CD 2, tracks 9/11) ; (iv) el dúo con el Conde de Luna Mira, di acerbe lagrime(CD 2, track 13); (v) su despedida de Manrico Prima che d’altri vivere, volli tua morir….. (CD 2, track 19).

Con Ernani se completa la propuesta de Casa Piscitelli. Una obra que posee un enorme impulso dramático, concertatantes de gran factura y una escritura vocal precursora del Verdi maduro. Con cuatro personajes protagonistas que requieren cantantes de entidad y de medios vocales y expresivos importantes. La acción transcurre también en España en el siglo XVI y todos los personajes pertenecen a la nobleza. Incluso Ernani, que en definitiva es un noble metido a bandido. El único rol femenino es el de Elvira, protagonista a la que se le acumulan los pretendientes, ingrato papel para soprano coloratura dramática. Sólo tiene el aria y cabaletta en el primer acto; el resto son dúos o conjuntos. Verdi, continuando con la evolución de la vocalidad femenina, escribe en una tesitura cada vez más exigente en los extremos (particularmente el grave) lo que compromete la homogeneidad de registros, la agilidad siempre con fines expresivos, así como un énfasis y vehemencia en la recitación. Adelaida Negri poseía los resortes vocales e interpretativos para atender las exigencias del papel en cuanto a volumen, amplitud, anchura, robustez, y de un registro grave muy profundo, que es muy requerido en su recitativo y aria de salida (quale inmondo spettro ognor m´insegue, do y si por debajo del pentagrama - Ti seguirà il mio piè, Un Eden di delizie saran quegli antri a me). Y cuando puede lucir su buen arte de canto, su capacidad para regular, filar, aflautar y smorzar el sonido, es en la parte central de la cavatina Ernani, Ernani involami, así como en la fermata del aria en el que logra un filado de muy buena factura (CD 1, tracks 6/7). También en la cabaletta subsiguiente Tutto sprezzo che d'Ernani; en la que, además, debe afrontar una complicadísima coloratura (CD 1, tracks 9/10). Luego su participación será en dúos, tríos y concertantes: con Don Carlos y Ernani (Acto I, CD 1, tracks 11/13; concertato Acto I (CD 1, tracks 17/18; Dúo Elvira/Ernani con un primoroso canto piano a la pareja, Acto II (CD 1, tracks 21/22; final del Acto IV (CD 2, tracks 17/18).

 

Para finalizar, me permito señalar lo siguiente: (a) el haber recomendado la escucha de ciertas partes destacadas para subrayar las cualidades de la voz de Adelaida Negri, no implica bajo ningún punto de vista quitarle méritos a los comprimarios que la acompañaron en dichas actuaciones; todos ellos sin excepción, cantantes de primer nivel, que incluso han realzado la actuación de nuestra homenajeada en sus respectivos roles. (b) Las grabaciones ofrecidas por Casa Piscitelli en su plataforma constituye una primera entrega de un proyecto que se prevé más amplio; con el objeto de recuperar - en la medida de lo posible, y siempre en audios de buena calidad – otras actuaciones en vivo y en distintos teatros del mundo, del amplísimo repertorio que Adelaida Negri interpretó a lo largo de su carrera internacional.

 

Salvador Franco

Enero de 2023